Bienvenido el inmundo y rasposo cemento de mierda de este caradura y sinvergüenza de Macri. Iba a colocar una entrada sobre Koenchu con más aclaraciones de la traducción pero me veo obligado a cortar por lo sano y quejarme a más no poder como el quejoso de merda que soy.
Mal humor aparte (y estoy de muy mal humor), tiraron abajo una vieja casita baja, la única que sobrevivía entre esas torres chotas, cajas de zapatos sobredimensionadas, fortalezas mentirosas y puro verso urbano contaminante.
Qué se le va a hacer. Como el sombrero, el buen y elaborado diseño arquitectónico se va al joraca. “Qué querés que haga, hermano”, grita algún pobre tipo.
Sigamos así, con calles sin baldosas, todo roto y pretenciosamente vendido como arreglado, todo hecho como la mierda, a las apuradas para tapar el desastre. Y se vienen los jinetes del apocalipsis, aunque a nadie le importe.
Y ya me pudrí. Después veo cómo seguir con las aclaraciones de la traducción. El humor no me da para mucho más en el día de la fecha. Maldita frustración, maldito mundo. Ojalá arreglen las calles para que no se conviertan en suciedad rasposa y opaca como pasa ahora. Y que los dueños de los perros algún día se hagan responsables de los teresos de sus bichos.
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